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Enseñando el Segundo Paso de la Comunicación: Estimulando la Comunicación a Través de la Presencia Física

Social Thinking Article

© 2021 Think Social Publishing, Inc.


El siguiente artículo ha sido traducido con la intención de captar el significado original deseado. Al leerlo, por favor tenga en cuenta que en la traducción muchas veces es difícil captar la sutileza del significado deseado. Sin embargo, esperamos que la mayoría de los conceptos sean fieles al original.


Caleb es un joven “brillante” de 23 años con síndrome de Asperger, quien tiene un don para las matemáticas. Hace poco él realizó una evaluación del pensamiento social en nuestra clínica. Caleb reconoce y sabe que nunca ha podido darse cuenta qué debe  hacer para ser reconocido como “sociable” cuando está con otras personas, pero realmente desea tener amigos con los cuales pasar tiempo, y desea aprender qué puede hacer para que esto ocurra.

 

Como parte de la evaluación, solicité a Caleb que se levantara de la mesa y fuera conmigo y con su padre hacia el otro lado de la habitación, donde nos íbamos a parar en grupo. Se puso de pié rápidamente para unirse a nosotros, pero se mantuvo a dos brazos de distancia de mi, mientras que se paró a una distancia más apropiada de su papá (a un brazo de distancia). Señalé a Caleb que este simple posicionamiento del cuerpo envía mensajes implícitos a aquellos alrededor suyo acerca de cuan interesado está en ellos. Vimos que una parte importante de la interacción cara a cara involucra el movimiento de nuestros cuerpos hacia la ‘zona de comunicación’ de otros, y mantener esa presencia física demuestra un deseo de comunicación con los demás. Caleb se mostró confundido y en cierta forma, asombrado. A pesar de su inteligencia en otras áreas, él nunca había pensado que la comunicación y la amistad fueran algo más que compartir ideas a través del lenguaje.

 

Continuando con nuestro último artículo, en el cual abordamos diferentes aspectos de la presencia física y de los mensajes no verbales que nuestro cuerpo y nuestra cara envían a los demás, en este artículo vamos a explorar estrategias para ayudar a nuestros pacientes a ser más conscientes respecto al papel que juega la presencia física dentro de  la interacción humana.

 

Antes de darles la receta de cómo hacerlo, detengámonos un momento y prestemos atención a lo siguiente: Hay que evitar el supuesto que los siguientes conceptos son sumamente fáciles de lograr:

 

  • que otros pacientes ya deberían saber sobre la presencia física,
  • que la inteligencia se equipara con el entendimiento social en esta área; y
  • que esas estrategias son sólo para pacientes más chicos.

 

Muchos de nuestros pacientes más grandes con dificultades en el aprendizaje social fallan en hacer conexiones sociales críticas con otros porque están completamente perdidos en lo que respecta a la presencia física. Ellos aprenden el lenguaje relacionado, algunos hasta incluso saben pararse a la distancia apropiada, pero se incorporan a un grupo de una forma tan poco natural y excéntrica que reducen enormemente sus oportunidades de ser aceptados por otros. Como se mencionó en nuestro último artículo, nuestros cuerpos comunican un estado de confort emocional (o falta del mismo) en el proceso de relacionarse con otros cara a cara. Es a través de nuestros cuerpos, nuestras caras, nuestros gestos que nos conectamos con la gente en un nivel interpersonal más profundo.

 

El concepto de establecer una presencia física implica no sólo la proximidad corporal, sino también cómo cambiamos nuestro peso en las piernas, cómo movemos sutilmente el cuerpo al hablar con las diferentes personas en un grupo más grande, la rigidez/ relajación general transmitida a través de nuestra postura corporal, y  nuestro uso de gestos y expresiones faciales para apoyar la comunicación. A continuación presentaremos unas breves ideas para desglosar este tópico en unidades que puedan ser exploradas y practicadas con nuestros pacientes de todas las edades. Hay que tener presente que la presencia física constituye una parte enorme de la comunicación, y como tal, merece tiempo y atención de parte de los educadores y los padres. Nos enfocamos muy rápido en el lenguaje social y le prestamos menos atención a la presencia física. En realidad un paciente con lenguaje limitado pero buena presencia física puede ser más exitoso en la mayoría de los grupos que aquel estudiante con mayor habilidad verbal, pero con presencia física pobre. Esa incapacidad para conectarse con una o más personas en un nivel de comunicación no verbal tendrá muchas consecuencias negativas.

 

Además, es importante que los profesionales y los padres que trabajan con estos pacientes, aborden específicamente la presencia física en sí misma y no que combinen dicha enseñanza con la práctica de estrategias de lenguaje social en forma simultánea. Nuestros pacientes necesitan tiempo para focalizarse en los movimientos de su cuerpo y en las señales no verbales que ellos están enviando (a las que llamo “pistas” o “pistas que despistan”) antes  que  puedan realizar tareas más complejas, como sería  pensar en cómo se están moviendo y qué es lo que deberían estar diciendo.

 

Entonces, cambie el lugar de enseñanza, ubíquese fuera de la mesa o sillas de trabajo. Explore, no sólo con las palabras sino también con las acciones y con el movimiento, cómo nos integramos físicamente a un grupo y cambiamos nuestros cuerpos y expresiones faciales para establecer y mantener la mayoría de las relaciones sociales. Póngase de pié y enseñe en el contexto de diversas situaciones de la vida real: caminar hacia la clase, unirse a un grupo en el recreo, pararse en una sala con colegas, jugar al aire libre o simplemente pasar el tiempo.

 

Como práctica general, siempre es una buena idea comenzar las sesiones haciendo pensar a los pacientes acerca de cómo estos conceptos impactan en sus propias emociones, antes de hacerlos imaginar cómo sus propios comportamientos hacen sentir a los demás! Captar la perspectiva de otros puede resultar difícil;  primero se necesita promover la conciencia de los sentimientos negativos y positivos asociados a la presencia física. Promueva la conversación sobre los tipos de presencia física de otras personas en el grupo, incluyendo la del coordinador del grupo. ¿En qué medida impactan las diferentes posturas sobre lo que los pacientes piensan y sienten acerca de la/s otra/s persona/s?

 

De ahí, que le proponemos pruebe las siguientes ideas relacionadas con la presencia física.

 

Estrategia 1: Estableciendo una distancia física o proximidad física apropiada.

Proponga a sus pacientes que se paren  juntos en un círculo grupal libre. Cuando estén en ese contexto, pídales que levanten y extiendan sus brazos hacia las personas que están próximas a ellos. Idealmente,  la punta de sus dedos apenas debería tocar el hombro de la persona que está a su lado. Destaque a aquellos que están parados muy lejos o demasiado cerca. Ambas posiciones afectan a cómo se sienten los otros. Hable acerca de sus propias emociones y de los sentimientos que su proximidad puede producir en los demás.

 

Estrategia 2: Estableciendo una postura apropiada para la situación.

Grabe en video o tome fotografías digitales de los pacientes representando diferentes posturas que utilizan en la vida real (encorvados, de pié erguidos en atención, mostrándose  relajados pero atentos). Entonces haga que los pacientes hablen acerca de  los diferentes tipos de sentimientos que despiertan en las personas esas posturas. Luego, haga que los pacientes identifiquen el tipo de postura apropiada para las diferentes situaciones, por ejemplo: una reunión formal, pasar tiempo con amigos, cuando están solos, etc. Haga que cada paciente elija una postura en la que se quieran enfocar para cuando están entre amigos. Haga que ellos mantengan esa postura y describan qué sienten en su cuerpo y en los diferentes músculos, etc. Con intervalos, tome fotos de los pacientes y haga que ellos identifiquen si están usando la postura que eligieron para expresar un sentido de conexión con sus pares. Si no lo están logrando, trabaje con ellos sobre los ajustes que  pueden hacer y cómo esos ajustes impactan sobre los sentimientos de los otros o en su deseo de comunicarse con ellos.

 

Consejo final: Cuando todo esto fracase, ¡bailen! Muchos niños con dificultades sociales están en desacuerdo con sus cuerpos. Ponga música popular y aliéntelos a sentir el ritmo y a moverse de diferentes formas. Es también una forma muy buena de ayudarlos a trabajar la relajación. Una chica de 18 años con la que nosotros trabajamos, tenía una postura muy rígida, siempre se mostraba tensa con los demás. Cuando  descubrió que la danza era una forma divertida de explorar como podía mover su cuerpo de diferentes maneras, me preguntó porque su cuerpo no aprendió a hacerlo naturalmente. ¡Yo le expliqué que parte de su incapacidad para aprender esto estaba relacionado con el hecho de que su cerebro nunca le permitió “hacerse amigos” con su cuerpo! Por primera vez en su vida ella se estaba identificando con su cuerpo en una forma más relajada, y comenzaba a comprender cómo eso comunica diferentes pensamientos y emociones a aquellos que la rodean.

 

¡Nunca es demasiado tarde para comenzar! ¡Simplemente hay que levantarse y moverse!

 

Traducido por: Andrea Larroulet

Equipo Socializarte.

socializarte09@gmail.com

www.socializartegrupos.com.ar

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